Melasma
¿Qué es el melasma?
El melasma es una alteración crónica de la pigmentación de la piel que provoca manchas marrones o grisáceas, especialmente en el rostro (mejillas, frente, labio superior). Aunque no es peligrosa, sí puede afectar notablemente la autoestima y la calidad de vida.

¿A quién afecta el melasma?
Principalmente a mujeres entre los 20 y 50 años, especialmente con fototipos intermedios u oscuros. Es frecuente durante el embarazo, con anticonceptivos o tratamientos hormonales, pero también puede aparecer sin causa aparente.
¿Qué causa el melasma?
El melasma es multifactorial. Se asocia a:
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Activación excesiva de melanocitos, que producen más melanina.
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Influencias hormonales y predisposición genética.
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Exposición acumulada al sol y a la luz visible.
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Inflamación cutánea crónica y alteración de la barrera cutánea.
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Aumento de la vascularización en la zona pigmentada.
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Las glándulas sebáceas pueden contribuir a estimular la pigmentación en ciertas zonas, pero su papel es secundario en comparación con otros factores más relevantes​.
¿Cómo se trata el melasma?
El tratamiento es progresivo y debe adaptarse a cada caso:
1. Fotoprotección diaria
Fundamental. Se recomienda un protector solar de amplio espectro con filtros frente a luz visible (por ejemplo, con óxidos de hierro).
2. Tratamientos tópicos
Suelen ser la primera línea: hidroquinona, ácido azelaico, niacinamida, retinoides. Pueden combinarse en fórmulas como la triple terapia.
3. Ácido tranexámico oral
Es una de las opciones más eficaces en casos moderados o resistentes. Actúa reduciendo la producción de melanina y la inflamación vascular. Su uso debe estar controlado por un dermatólogo, ya que puede tener efectos secundarios en algunos pacientes​​.
4. Láseres y tecnologías lumínicas
Aunque no son el primer paso, los láseres (como el Q-switched Nd:YAG de 1064 nm) pueden ser muy útiles en melasma resistente. Su efecto se basa en romper los depósitos de pigmento profundo. Se suelen emplear en combinación con tratamientos médicos y con técnicas suaves (baja energía, alta frecuencia) para minimizar riesgos como la hiperpigmentación postinflamatoria​​.